
En el centro del invierno, los árboles hacían silencio y guardaban las palabras en su vientre oscuro. Desde allí, se preparaban para emerger en yemas vitales, tímidas voces de la próxima primavera.
En el centro del invierno, los árboles hacían silencio y guardaban las palabras en su vientre oscuro. Desde allí, se preparaban para emerger en yemas vitales, tímidas voces de la próxima primavera.