
La historia de la familia habita en esa lámpara que permanece encendida. Los filamentos del pasado penden como fantasmas desde sus contornos. Si uno se acerca y se detiene a escuchar puede percibir las voces, atrapadas aún, en un silencio lúgubre pero luminoso. Todas las mujeres que circulan, como savia viva, por nuestro árbol genealógico, se enredan sobre el recuerdo de esa lámpara. Nadie ha podido desprenderse de ella.
Sin embargo, envuelta en un deseo de liberarme de los mandatos que me atan, he decidido venderla.
Desde el árbol, acaba de caer un fruto. Un corto circuito quemó la lámpara, que se ha apagado por primera vez…
Continuará