
Sonaba una canción liviana, fresca, como si estuviera hecha sólo de gotas que al caer sobre las baldosas formaban un charco de música. Allí, sumergido en esas notas lejanas, volvía a escucharte.
Sonaba una canción liviana, fresca, como si estuviera hecha sólo de gotas que al caer sobre las baldosas formaban un charco de música. Allí, sumergido en esas notas lejanas, volvía a escucharte.